La exposición nace de una amistad, y esta nació de la afición por los bestiarios que comparten Xavier Bellés, eminente entomólogo, y Perico Pastor, conocido artista.

Los bestiarios fueron, después de la Biblia, los libros más populares en la Edad Media, con una difusión extraordinaria entre los siglos XII y XIV. Recopilaciones de descripciones más o menos precisas de animales más o menos reales, se acompañaban de lecciones morales para los cristianos, destinadas a la reflexión de los fieles y, sin duda, al repertorio de los predicadores.

La intención descriptiva los convierte en los antepasados de los libros de zoología, y las imágenes, que a menudo sugieren la fantasía de sus autores, en precursores del surrealismo. Tal vez esto explique la afición a los bestiarios de Pastor y Bellés: reconociendo en ellos el espíritu primitivo de sus disciplinas respectivas, se han propuesto recrearlos, manteniendo sin condescendencias el tono exhortatorio del texto y el estilo románico de las ilustraciones.