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El interés por el arte románico, convencido de que formaba parte de las raíces de la identidad catalana, llevó a Josep Puig i Cadafalch a estudiar todos los monumentos de este estilo existentes en el país. Fue este periplo el que le llevó a interesarse por Santa María de Solsona y a establecer fuertes vínculos con la ciudad.
La documentación que atestigua la relación entre Josep Puig i Cadafalch i Solsona apareció en el año 2006, cuando se hizo público su archivo particular, que él mismo había hecho esconder porque contenía documentación relacionada con su etapa como presidente de la Mancomunitat de Cataluña. Entre su documentación destaca la correspondencia que Puig i Cadafalch mantuvo con varios personajes ilustres, a través de la cual fueron madurando los diferentes proyectos que tenia en construcción. Fue así como consiguieron que la palabra se hiciera obra.
La exposición hace un repaso de todas las obra que, como historiador y arquitecto, llevó a cabo en Solsona: el estudio y reconstrucción hipotética del claustro de Santa María de Solsona, el proyecto de un nuevo baldaquino y un pedestal para la Virgen del Claustre y el esbozo de alguno de los cuadros que iban a formar parte de una galería de retratos ilustres. El hilo argumental de todos estos proyectos son siempre las cartas entre Puig i Cadafalch y personajes como Mn. Serra i Vilaró, Josep Maria Vicens, el doctor Vendrell o Mn. Josep Gudiol.
La exposición es una producción propia con la que el Museu Diocesà i Comarcal de Solsona se une a los actos de conmemoración del centenario del nacimiento de Josep Puig i Cadafalch.
El proyecto muestra las aportaciones del arquitecto al estudio de la catedral de Solsona y el diseño que hizo del baldaquino de la Virgen del Claustre.
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