Considerada la catedral del románico en el Berguedà, es uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura románica lombarda catalana. El edificio se empezó a construir hacia el 1070 como sede de una pequeña comunidad de canónigos agustinos. Parte del retablo de La llegenda de sant Jaume se encuentra en el Museu. En el museo se conservan también las tablas de Sagàs, provenientes de la iglesia de Sant Andreu de Sagàs.
El edificio, por su estructura infrecuente, es un ejemplo muy singular del románico catalán del siglo XI.