MDCS 926
Aunque la existencia de las almarrajas es documentada en Cataluña desde el siglo XIV, no es hasta finales del siglo XVIII que se generaliza su producción. Su función era la de servir de recipiente de líquidos olorosos y era destinada a perfumar tanto las estancias particulares como las iglesias, con motivo de determinadas celebraciones litúrgicas. La tipología de esta almarraja corresponde a las conservadas en Cataluña a mediados del siglo XVIII: recipiente bicónico con cuatro pitones verticales con cuello estrecho unido a través de un tubo cilíndrico a un ancho pie troncocónico. El depósito y los pitones son decorados con franjas de lacticinio en línea helicoidal.